Se inicia hoy la INTX 2016, en Boston

Desde hace algunos años, es cada vez más importante la oferta de acceso a Internet por parte de las empresas de cable, especialmente desde que las telcos --una industria dominada por AT&T y Verizon, con Sprint y otras completando el panorama-- están cada vez más activas en la transmisión de contenidos elaborados. Así lo demuestra la adquisición de DirecTV por parte de AT&T y el ingreso de Dish al ofrecimiento de contenidos por vía terrestre a través de su servicio SlingTV, que compite por un lado con los cableoperadores, y por el otro con Netflix y Amazon, otros dos factores de cambio para el cable, en un caso por el despliegue de contenidos originales y archivos de Hollywood que ofrece, y en el otro por la potencia de una máquina vendedora con centenares de millones de compradores fieles.

Para los latinoamericanos, el principal atractivo es la posibilidad de ver sobre el terreno los avances que se están logrando en materia técnica, incluyendo la virtualización de las redes y el futuro reemplazo de los decodificadores instalados en el hogar del suscriptor por un software que detecta si ese usuario está o no autorizado a acceder a los contenidos que solicita. Si bien es cierto que estos cambios están motivados por una mayor disponibilidad (y menor costo) del acceso a Internet en Estados Unidos, también es inevitable que el precio del uso de la banda ancha vaya a bajar en los próximos años; la instalación del Data Center de la telco estatal uruguaya Antel, con el que piensa abastecer a todo el Cono Sur, es un paso interesante en este sentido.

La necesidad de los cableoperadores de competir con los OTTs, dentro y fuera de su zona cableada, es otro factor de aceleración del cambio. Hasta ahora han sido escasos los convenios entre sistemas de cable para proveer acceso recíproco, como también existen diferentes modos de acceso para los contenidos de los principales programadores. Esto produce la necesidad de unificar los procedimientos, so pena de seguir perdiendo suscriptores actuales y potenciales a manos de los OTTs. Es un "lujo" que la industria no se puede permitir, y que seguirá agravándose si no exploran los procedimientos que las MSOs estadounidenses están aplicando para contener el derrame.

Además de lo anterior, INTX tendrá este año una mayor y más variada oferta de equipos y servicios, por la aparición de empresas que miran a los mercados internacionales con más atención que en el pasado. Aquí también hay varias causas: por un lado, proveedores de distintas partes del mundo --incluyendo Europa y Asia-- necesitan mantener o aumentar sus ventas a contracorriente de las crisis económicas que se vienen dando desde 2007 a la fecha.

Por otro lado, los proveedores existentes no quieren perder ventas, en términos absolutos, frente a la caída de actividad en Brasil, la reactivación de las importaciones en Argentina, la escasa actividad en Venezuela y signos de alza en México, Colombia y América Central. A esto se suma la creciente importación de productos fabricados en China, cuyos industriales también atraviesan por un período conflictivo y ven en América Latina mercados que no quieren perder.

Finalmente, INTX ofrece a los latinoamericanos la ventaja de ver lo que no está funcionando, además de lo nuevo. Más allá de la experiencia y conocimientos profesionales de los participantes, la exposición evoluciona año a año en función del éxito de algunas empresas y la decadencia de otras. A ojos de buen entendedor, estos cambios son perceptibles sólo cuando se asiste a la feria de manera regular, y se averigua con los técnicos y vendedores de los distintos expositores la situación actual de los proyectos y novedades que promovieron en la feria anterior.

También se puede observar, asistiendo asiduamente, el proceso de consolidación que están experimentando los proveedores, más allá de la calidad intrínseca de sus ofrecimientos y que hayan seguido la evolución de la industria y se hayan adecuado a los parámetros de éxito, que también cambian año a año.