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WAWA: La productora española Teresa Fernández-Valdés en el ciclo “Inspiring Minds”

31-05-2021
La Worldwide Audiovisual Women Association (WAWA), que agrupa a las productoras y otras profesionales hispanoamericanas de actuación en la industria de la televisión y el audiovisual, realizó su tercera conferencia del ciclo “Inspiring Minds” con la española Teresa Fernández-Valdés.

A lo largo de su intensa trayectoria, Fernández-Valdés ha sido productora  de series como “El Corredor de la Muerte”, “Velvet”, “Las Chicas Del Cable” y “Gran Hotel”, entre otras, y  es fundadora de Bambú Producciones, con Ramón Campos. En 2018 Bambú incursionó en la producción cinematográfica con “Malasaña 32”, y “El Verano que vivimos”. Actualmente, Bambú Producciones produce “Un Asunto Privado”, para Amazon Prime Video y “Now And Then”, primera serie de Apple TV en España.

Tal como sucediera con las anteriores entrevistas con la profesional belga Camilla Hammerich, productora ejecutiva de “The Killing” y “Borgen”, y la franco-chilena Marcela Said, directora de episodios de las seriesNarcos” yLupin”, la plática con Maria Muci y Carolina Cordero se centró en las experiencias vividas al ser pàrte de ambiciosos proyectos internacionales y trabajar como “showrunner” con las que son actualmente las mayores productoras de contenidos originales del mundo, Netflix y Amazon Prime Video.

‘Hay que jugar, crear universos, personajes; las reglas de la industria cambiaron, se puso la mirada en Europa y esto abrió las puertas de España al mundo. “Gran Hotel” tuvo una serie de ingredientes, hicimos una mezcla de misterio con algo de comedia y un poco de amor, tipo Agatha Christie; Sky compró la serie en España para emitirla en el reino Unido, y luego el estreno fue de país en país, no se produjo el “boom” simultáneo que ahora existe. Gran parte de nuestros contenidos habla de mujeres, los premios obtenidos con Forbes, Hollywood Reporter y luego la medalla en Cannes aportaron repercusión internacional, la BBC tomó “The Refugees” y Netflix “Las Chicas del Cable”’.

‘El idioma español nos une, pero nos faltaba el dinero necesario para competir en grande, en inglés es difícil crecer. Cuando Netflix se acercó a nosotros, les presentamos cuatro proyectos nuevos, como uno sobre gente del futuro que venía a refugiarse en nuestro tiempo, pero preguntaron si teníamos algo más y les mostramos “Las Chicas del Cable”, que los entusiasmó, fue un aprendizaje para Ramón y yo’.

‘Producir para una empresa como Netflix obliga a cambiar mucho la mentalidad y la forma de trabajar, ellos no tenían en ese tiempo sede en Europa y las conferencias se hacían con la sede en Los Ángeles; por la diferencia horaria teníamos que trabajar todo el día y a las once, doce de la noche mantener reuniones. Había mucha presión para que esto saliera bien, hubo que reinventarse, cuestionarse uno mismo, nos preguntaban constantemente sobre cómo hacíamos todo, no por desconfianza sino como método de trabajo’.

La relación con ,los actores es otro capítulo importante: ‘No hay que obcecarse cuando el actor  no puede hacer algo, por ejemplo llorar, con “Las Chicas del Cable” hicimos cosas arriesgadas, al leer el guión el actor o actriz da pistas de lo que puede dar, y esto influye sobre el guión,  hay que “llevar” ciertas escenas a otro personaje, readecuarlo, administrar la emoción, trabajar con la sensibilidad versus la fortaleza’.

El cambio de reglas de juego incluye los presupuestos: ‘cambiaron los precios, para que el producto sea internacionalmente exitoso hace falta que la historia ‘sea grande’, haya mayor despliegue y recursos de producción. Otra modificación es que, cuando suceden circunstancias como la pandemia Covid-19, la productora no vacila en asignar mayor presupuesto para costear los cambios exigidos por las normas sanitarias para poder seguir trabajando, tras cuatro meses de inactividad al principio: ‘Hemos hecho un Master en protocolos. Las plataformas reaccionaron, no le dejaron el problema al productor, desembolsaron para comprar mascarillas, higienización, se hacía pruebas de contagio cada dos o tres días, se dividieron los técnicos en dos equipos, de modo que un contagio en uno de los componentes no obligara a aislarlos a todos; si uno de los actores debía aislarse, se reescribía un poquito la trama para avanzar por otro lado’.

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