La nueva era audiovisual IP en América Latina

La imagen en movimiento (video), se ha convertido en la actualidad en una pieza fundamental de la comunicación, la información y el entretenimiento, y el video online es el nuevo paradigma del consumo de internet.

La disrupción tecnológica que ha supuesto internet en el mundo audiovisual ha modificado la propuesta de valor de esta industria. El aumento de la penetración de la banda ancha y la proliferación de los connected devices  ha modificado los hábitos de consumo de los contenidos audiovisuales. El broadcast tradicional convive y compite actualmente con  el narrowcast, y con el user generated content, motorizado principalmente por las redes sociales. 

La incursión de las compañías de telecomunicaciones en la industria audiovisual a través de la televisión IP, la multiplicidad de servicios over-the-top, y la variada y creciente oferta de los proveedores de electrónica de consumo (Smartphones, Connected TV’s, Tablets..), han modificado el ecosistema de la oferta y consumo de contenidos audiovisuales. 

Esta multiplicidad de contenidos, soportes y plataformas de distribución ha traído aparejada una atomización y fragmentación de las audiencias, haciendo cada vez más difícil su  fidelización, y por consiguiente su monetización. 

La incursión de nuevos “actores” a la industria audiovisual de la mano del protocolo IP,  ha dado como resultado un nuevo ecosistema mediático. La tecnología está transformando a los contenidos y viceversa. 

La televisión se ha convertido en un servicio ubicuo, y me refiero aquí a la televisión en su aspecto más amplio: desde las transmisiones tradicionales de la televisión abierta, hasta los videos que se comparten a través de las redes sociales. La cantidad y diversidad de contenidos audiovisuales crece de forma exponencial, mientras que la oferta de connected devices aumenta, y su costo disminuye. 

Este fenómeno está comenzando a impactar en Latinoamérica, debido al crecimiento de la clase media en la mayoría de los países de la región. Esta “nueva” clase media está impulsando el crecimiento de la televisión de pago, el de la banda ancha y el de la inversión publicitaria, muy por encima de los valores proyectados para otras regiones del mundo. 

Mientras que en Estados Unidos y en Europa Occidental se habla cada vez más el cord-cutting y el cord-shaving, en América Latina aún no se ha llegado a ese punto, principalmente por las siguientes razones: las propuestas de valor de los servicios over-the-top aún no han cristalizado eficientemente, y  el acceso a los connected devices sigue estando restringido a las clases de mayor poder adquisitivo. Sin embargo, observamos que las iniciativas de TV Everywhere están comenzando a formar parte de la oferta de servicios de los principales operadores de televisión de pago de la región, como respuesta al cambio en los hábitos de consumo de las generaciones más jóvenes de televidentes, y a un incipiente pero creciente acceso a la tecnología. 

Latinoamérica está aún un paso por detrás de los mercados maduros en el acceso a las nuevas plataformas y soportes tecnológicos para el consumo de contenidos audiovisuales, pero no lo está en cuanto a su avidez por los mismos.

El protocolo IP y los avances de la tecnología de la mano de la electrónica de consumo, están impactando en la industria audiovisual de una forma similar al impacto que sufrió la  industria musical a finales de la década de los 90. 

La industria audiovisual no es ajena a esta realidad, y se está intentando por todos los medios proteger y alargar la vida de modelos de negocios “tradicionales”, los cuales ya no están en sintonía con los avances de la tecnología y las preferencias de los usuarios. 

La fidelización de la audiencia y la monetización de los contenidos requieren hoy, más que nunca, repensar y desarrollar modelos de negocios desde la perspectiva de la ubicuidad total de la televisión.

En este sentido, la evolución favorable de las variables socioeconómicas en Latinoamérica, que están impulsando el crecimiento de la televisión y de la tecnología, la convierten en el mercado (región) ideal para desarrollar la televisión de la “nueva generación”.