Las Redes Sociales y los siete Pecados Capitales

La frase, entre cínica y reveladora, es de Reid Hoffman y apareció citada en un reportaje que el Wall Street Journal (que no es precisamente la Biblia de las redes sociales)  le hiciera a fines de junio. Pero Reid no es un sobreviviente de la era lineal de la cultura escrita, vengándose de los nuevos medios electrónicos: ha invertido en 114 compañías tecnológicas nuevas en los últimos 16 años,  y se hizo multimillonario primero con la venta de PayPal a e-Bay, en 2002, y más recientemente con la salida a bolsa de Linkedin. De modo que entiende de esto.

La frase de Hoffman coincide con lo que las teorías sobre medios de comunicación elaboradas por Mashall McLuhan (1911-1980) podrían haber diagnosticado sobre Internet y las redes sociales.  El lunes 11 se cumplen 100 años del nacimiento de este profesor canadiense de literatura convertido en figura popularizada por la TV (pese a que nunca le gustó la TV) en los Setenta. McLuhan hubiera diagnosticado que, así como los medios anteriores son extensiones de partes y sentidos del cuerpo humano, la Internet es una extensión de nuestro sistema nervioso y las redes sociales una extensión de nuestro subconsciente.

Los pecados capitales pertenecen al inconsciente, de modo que no estamos lejos. Y, siendo siete los hasta ahora definidos, considerando al Ego como Soberbia y a la Codicia como una combinación o alternativa de Avaricia y Lujuria, habría todavía algunos disponibles para otros tantos éxitos, si se los logra encauzar de manera presentable o al menos diferente a la actual. O, se podría desplazar a las actuales redes sociales exitosas, para lo cual habría que esperar a la próxima generación tecnológica, seguramente cercana pero todavía desconocida.

Tenemos la Lujuria, la incitación a lo sexual. Second Life anduvo en los alrededores de esto. Una red de este tipo en estado puro enfrentaría un fuerte rechazo social, aunque los usuarios jóvenes se estén volviendo crecientemente permisivos al respecto, o por lo menos parece haber un ciclo de este tipo. Si alguien lo consigue hacer, se convertirá en multimillonario instantáneo. El éxito de la pornografía en Internet es otro antecedente claro; hay redes virtuales ilegales.

La Gula la tenemos ya presente en los canales de cable dedicados a la comida y la bebida pero también en los anuncios de comida rápida e incluso en los alimentados denominados "diet", una invitación a comer y beber de más. Los antiguos romanos trataban mejor el tema: se llenaban de comida y luego la vomitaban. Hoy, las crecientes advertencias sobre la obesidad, en niños y mayores, y lo que vemos en la calle y lugares públicos, nos muestran que el tema está cada vez más vigente; como con la Lujuria, la cuestión está en cómo formularlo a través de una red social. Las asociaciones de personas que buscan bajar de peso son otro antecedente en el mundo físico, que habría que virtualizar. Esto tropieza con el ego: nadie quiere aparecer públicamente obeso, excepto en la serie televisiva Mike & Molly, un signo de los tiempos.

La Avaricia, más allá de las ofertas de cupones de descuento (Groupon, etc,) y los planes de las tarjetas de crédito, está latente en todas las sugerencias de ahorro en los gastos. Pero, está a contramano de lo que llamamos la "sociedad de consumo", manejada por la ostentación, lo que Hoffman define para Facebook como 'la vanidad, y cómo elige la gente presentarse ante sus amigos'. Los avaros no suelen ser muy populares (sobre todo por su escasa tendencia a invitar a otros a consumir), pero les va bien con la acumulación de bienes (codicia) aunque no los disfruten.

La Ira ya está ocupada, y es Twitter, aplicando a Hoffman. Para el papa romano san Gregorio Magno, quien primero definió los Pecados Capitales, y para Dante Alighieri en "La Divina Comedia", que siguió con el tema, el problema de la ira está en el descontrol, no en el enojo en sí. Twitter limita la ira a 140 caracteres, una característica que aparece cada vez más sabia a medida que pasa el tiempo.

La Envidia está siendo aprovechada de manera elemental, no tanto por las redes sociales, sino por las campañas publicitarias. En Japón, Taiwan y otros mercados asiáticos donde la falta de espacio físico limita lo que una persona pueda adquirir para sentirse más a gusto consigo misma, hay un concepto que podríamos traducir como "compre esto, para ser más creativo", implicando "más inteligente". Más cerca, nuestra ropa para mujeres de 45 kilos exhibida en los desfiles de modas, y la sugerencia de que una buena afeitada (o depilación) o un buen desodorante son suficientes para atraer al sexo opuesto, son muestras primitivas pero efectivas.

La Soberbia, componente del ego, está en Facebook pero también en Linkedin, donde hay, por ejemplo, personas que, para ser alcanzadas, requieren que se conozca su dirección e-mail, aunque hayan sido echadas recientemente de su trabajo y uno tenga sólo el e-mail anterior, que ha sido desconectado por el ex-empleador. O que rechazan o ignoran el contacto propuesto por conocidos a quienes desprecian (los desconocidos que "se cuelan" alegando ser "amigos" son otra historia) por considerarlos de inferior nivel social.  Google+ detectó esto para sus círculos sociales, piensa superar lo que se considera una limitación de Facebook, donde pocos se animan a bloquear a la gente molesta. El concepto está; basta darle forma.

Hoffman dice que le llueven ofertas de nuevas empresas para que invierta en ellas, y que la Internet 3.0 estará alrededor de los datos convertidos en información. Habrá que esperar a ver en qué empresa o empresas invierte de aquí en más, y seguirlas en detalle. Tal vez acierte con algún pecado capital agradable, o descubra alguno nuevo.

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